Hoy vamos a sumergirnos en un tema esencial para todos aquellos que buscan calidad y durabilidad en sus proyectos al aire libre. Y es que el tratamiento autoclave en la madera es un proceso que no solo potencia la resistencia de la madera, sino que le brinda un sinfín de ventajas. A continuación, te explicamos todo lo que debes saber sobre la madera y el tratamiento autoclave.
¿Qué es un tratamiento autoclave en madera?
El tratamiento autoclave es un proceso por el cual la madera se somete a una presión y vacío en un contenedor llamado autoclave, permitiendo que los productos químicos protectores se impregnen profundamente en la madera. Este tratamiento protege la madera de elementos como hongos, xilófagos y, lo más importante, de la intemperie. Las maderas que se tratan con autoclave son aquellas de una densidad baja o media, como es el caso del pino, el roble o el abeto.
¿Cómo se realiza un tratamiento autoclave?
El tratamiento autoclave en madera es un proceso meticuloso que viene realizado de fábrica. En primer lugar, la madera se coloca en un cilindro de acero -el autoclave- y se somete a un vacío inicial. Luego, se introduce una solución química y se aplica presión para asegurar que la solución penetre en el interior de la madera. Después de un cierto período, se libera la presión y se extrae la solución sobrante. Finalmente, la madera se seca para fijar los productos químicos en su interior. Un proceso de precisión para garantizar la máxima protección en la madera.
¿Qué ventajas tiene la madera tratada con autoclave?
La madera tratada en autoclave ofrece numerosas ventajas para tu jardín, terraza o patio. En primer lugar, la madera se vuelve altamente resistente a la putrefacción y a los ataques de insectos xilófagos, proporcionando una vida útil más larga a muebles, vallas y cualquier otro elemento de madera. Además, permite que la madera resista condiciones climáticas extremas, haciéndola ideal para usos al aire libre.
¿Qué tipos de tratamientos autoclave puedes encontrar?
La madera autoclave se clasifica en diferentes niveles o clases según la intensidad del tratamiento y el uso final de la madera. Aquí te presentamos las cinco clases principales de madera autoclave.
Clase I: Tratamiento suave
La madera tratada bajo la clase I generalmente se usa en interiores donde hay poco o ningún contacto con el suelo y muy baja humedad. Este tratamiento es el más suave y es ideal para acabados interiores, como molduras, rodapiés y otros elementos decorativos. La clase I ayuda a prevenir la aparición de hongos y bichos que puedan dañar la madera.
Clase II: Para interiores húmedos
Esta clase de madera autoclave se utiliza para situaciones en interiores donde puede haber un nivel de humedad más alto, como en baños o cocinas. También se usa en exteriores siempre y cuando no esté en contacto directo con el suelo o el agua. Puede ser usada en estructuras como pérgolas, revestimientos y vallas.
Clase III: Resiste contacto ocasional con agua
La madera tratada en autoclave de clase III se emplea en situaciones en las que puede haber un contacto frecuente con agua o humedad, pero no un contacto directo y constante con el suelo. Este tratamiento es común en maderas destinadas a construir terrazas, puentes peatonales, muelles o vallas de jardín.
Clase IV: Para el exterior y contacto con el suelo
La clase IV se usa para maderas que estarán en contacto directo y constante con el suelo o con agua dulce. El tratamiento es mucho más intenso y penetra más profundamente en la madera, lo que la hace resistente a la humedad, la descomposición y los insectos. Es perfecta para postes de cercas, muelles y soportes de estructuras en contacto con el suelo.
Clase V: Resistente al agua salada
La madera de clase V se somete al tratamiento autoclave más intensivo de todos y es ideal para situaciones en las que la madera estará en contacto constante con agua salada. Es la elección perfecta para postes de muelles, estructuras de muelles y otros usos marinos.
La madera tratada con autoclave, ¿tiene mantenimiento?
Aunque el tratamiento con autoclave brinda una resistencia duradera a la madera, también requerirá un mantenimiento para lucir nueva como en el primer día. Aunque dependerá del uso y de la exposición a la intemperie, en general, una limpieza periódica y una capa protector anual será suficiente para mantener el aspecto de la madera.
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